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Duerme, aprende, duerme y sé feliz (primera parte)

MAR PLANAS

Redactora

Idealmente nos pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Mientras dormimos no buscamos alimento ni comemos, no nos reproducimos, somos más vulnerables… y paradójicamente el sueño es producto de la evolución. Los cazadores-recolectores ya dormían 8 horas -normalmente en 2 partes- y se ha documentado sueño en todo el reino animal: incluso los insectos y los gusanos lo necesitan.

El sueño consta de dos fases (REM y no-REM) y cada una de ellas se ocupa de aspectos diferentes, todos ellos imprescindibles para el buen funcionamiento del ser humano.

 

Dormir después de aprender

Mientras dormimos, el cerebro ensaya y asimila lo aprendido.

En un estudio, se puso unas ratas a aprenderse un laberinto mientras los investigadores registraban la actividad de sus células cerebrales. Siguieron haciéndolo mientras las ratas dormían, especialmente durante el sueño REM. Se repitió el mismo patrón de actividad cerebral que se había dado mientras recorrían el laberinto. Es decir, que mientras dormimos, repetimos una y otra vez lo aprendido durante el día.

Y hay más: el sueño no solo afianza lo aprendido, sino que lo mejora. Han monitoreado a personas que estaban aprendiendo una actividad motriz, atlética o deportiva y han visto repetidamente una mejora de entre el 20 y el 30% de su desempeño tras doce horas, pero solo cuando estas incluían una noche de sueño profundo, en comparación con el mismo espacio de tiempo sin incluir el sueño (por ejemplo, de 8 a 20h).

Eso sí, cuando el grupo que había esperado despierto las doce horas para comprobar su rendimiento disfrutaba de una noche de sueño (al día siguiente, por ejemplo), mostraba también esta mejora del 20-30% de su rendimiento.

En otras palabras, tu cerebro mejora tus habilidades cuando tú ya has dejado de practicar. Según la ciencia, la práctica seguida de una noche de sueño es lo que hace al maestro.

 

Dormir antes de aprender

Ahora ya sabemos la importancia de dormir para afianzar nuestros aprendizajes pero, ¿influye el descanso previo a nuestra capacidad para aprender?

Se ha visto que sí. Incluso si el aprendizaje va seguido de varias noches de sueño, parece que este no es tan reparador como nos gustaría si se ha visto precedido de una o varias noches de sueño de baja calidad. Intentar aprender algo después de una noche de sueño insuficiente es un 40% menos efectivo que hacerlo después de una noche de buen descanso. Y los efectos del déficit de sueño no se saldan. Incluso el hecho de impedir solamente el sueño no-REM profundo –mediante suaves pitidos que impiden entrar en esta fase pero sin despertar al sujeto-, produce el mismo déficit en las capacidades de aprendizaje. 

APRENDE SOBRE LA ARQUITECTURA DEL SUEÑO

 

Dormir para ser feliz

Hemos visto que dormir aumenta la capacidad de aprender, el desempeño de nuevas actividades y destrezas y nos ayuda a tomar mejores decisiones.

También nos ayuda a recalibrar nuestras emociones. Las personas privadas de sueño son más irascibles. Se ha observado incluso un efecto dominó en empresas, entre los jefes y sus empleados: las noches en las que los jefes no descansan bien van seguidas de jornadas en las cuales los empleados rinden menos, se sienten más a disgusto con la empresa y tienen más ganas de dejar el trabajo, se involucran menos, se sienten más atacados y hasta hay más conflictos entre compañeros.

Un sueño insuficiente está claramente asociado a tasas más altas de depresión y ansiedad, incluso a un mayor índice de suicidios.

Más allá de esto, hay un montón de indicadores que relacionan la falta de sueño con el Alzheimer y la demencia. A edades más avanzadas, cuando más difícil se hace disfrutar de un descanso de calidad, el descanso insuficiente no hace más que acelerar la pérdida de capacidades mentales y psicomotrices de las personas de la tercera edad.

Dormir nos hace más listos, tener más memoria y habilidades más depuradas, aprender mejor, estar de buen humor y ser más felices. 

 SUPLEMENTOS PARA DORMIR MEJOR

Bibliografía

Walker, M. (2019). Por qué dormimos. Madrid. Capitán Swing

 

Imágenes | iStock