Edulcorantes artificiales y salud
MARCOS GÓMEZ
Fisiología deportiva
La percepción del sabor dulce se da en la boca, primer lugar donde el alimento entra en contacto con nuestro cuerpo. El sabor dulce está asociado con el valor de recompensa que establece nuestro cerebro ante ciertos alimentos y de su energía pero cuando hablamos de edulcorantes no hay calorías ¿qué sucede entonces?
¿En qué lugares percibe nuestro cuerpo el sabor dulce?
Hay receptores del sabor dulce en numerosos tejidos más allá de la boca: el intestino, el páncreas, la vejiga, el cerebro y, más recientemente se está obteniendo información sobre los tejidos óseos y la grasa corporal.
En el intestino se ha sugerido que este receptor está involucrado en la detección de glucosa luminal, la liberación de algunas hormonas de la saciedad, la expresión de transportadores de glucosa y el mantenimiento de los niveles de la misma.
La percepción del sabor dulce se da en un primer lugar en la boca, en concreto en las células receptoras del gusto de la lengua. A nivel de receptores tenemos varios de la familia GPCR (proteínas G) situados en las papilas gustativas de la lengua, de las cuales se han identificado dos clases:
- Receptor del sabor 1 (T1R)
- Receptor del sabor 2 (T2R)
Neiers, Fabrice & Naumer, Christian & Krohn, Michael & Briand, Loic. (2016)
Dentro de T1R, se ha descubierto que los subtipos T1R2 y T1R3 reconocen no solo el azúcar sino también todos los compuestos químicamente diversos que los humanos perciben como dulces, incluidos los edulcorantes nutritivos y no nutritivos.
Dado que los receptores de sabor dulce son proteínas G (GPCR), pueden inducir la activación de segundos mensajeros que alteran la liberación de neurotransmisores así como la expresión de calcio intracelular.
Esto puede provocar una respuesta a nivel cerebral a niveles muy profundos que puede desencadenar conductas de refuerzo ante este estímulo.
Receptores de sabor dulce en el intestino
Hay receptores de sabor dulce en todo el tracto gastrointestinal (GI). El sabor dulce en estos lugares parece tener como diana células enteroendocrinas que secretan hormonas específicas, incluso en las células de los islotes ? pancreáticos. Recuerda que el páncreas es un órgano con acción endocrina y exocrina, es decir, es capaz de volcar hormonas tanto al torrente sanguíneo como al propio intestino. Esto nos da pistas de la relación que existe entre edulcorantes y secreción de insulina.
La acción en estas dianas puede afectar a la secreción de hormonas, aunque no necesariamente con la intensidad suficiente para alterar el circuito de hambre-saciedad. Recordemos que por ejemplo la colecistoquinina (CCK) se ve inalterada, al igual que las alteraciones sobre el péptido YY (péptido íntimamente relacionado con el apetito) o GLP-1 (incretina importante en la homeostasis de la glucemia) no son reseñables (Han P., et al 2019).
El receptor del sabor dulce es capaz de reconocer todos los edulcorantes disponibles, incluidos los carbohidratos y aminoácidos, así como los edulcorantes sintéticos. Este es el motivo por el cual la proteína también altera la expresión de insulina.
Dentro del intestino, un 90% de las células del epitelio intestinal son células enteroendocrinas (entero significa intestinal), es decir, son capaces de secretar fluidos u hormonas. Esto se hace mediante algunas hormonas que hemos mencionado anteriormente (GLP-1, PYY y CCK) y que actúan local o globalmente. Esta actividad hormonal que tiene lugar en el intestino es capaz de interactuar con nuestro cerebro y provocar cambios en nuestra conducta, es decir, tendría un papel neuromodulador.
Más allá de esto, si hablamos de pérdida de grasa, cierta liberación de GLP-1 promueve la secreción pancreática de insulina (vía células ? pancreáticas) pero no lo suficiente como para reducir la expresión de somatropina (GH) por lo que no parece que pueda afectar mucho al uso de sustratos, y que por lo tanto tomarse una cocacola zero o añadir edulcorante al café no debería interferir con la pérdida de grasa.
Edulcorantes y microbiota intestinal: lo que debes saber
Una de las características principales de la microbiota es que esta es plástica y tiene capacidad adaptativa. Esta plasticidad varía a lo largo del ciclo vital de cada individuo y responde mejor o peor en función de la alimentación. Los edulcorantes parecen alterar la microbiota pero, ¿cuánto? ¿conocéis la paradoja de las tres D?
- Droga
- Dosis
- Duración
Ante un exceso, cualquier compuesto puede ser desfavorable, incluso la fibra. Entonces quizás no sea el edulcorante sino la cantidad y como esta actúe en un entorno microbiano específico, es decir, existirían muchas diferencias interpersonales.
Aunque existen algunos estudios que observan algunos cambios en la microbiota por parte de edulcorantes como la sucralosa, sacarina y estevia, dentro de las dosis indicadas los edulcorantes se consideran seguros y sin evidencia para afirmar que puedan provocar algún tipo de daño en este sentido. Si hablamos de pérdida de grasa, de hecho, pueden ayudarte porque actúan como refuerzo y esta pérdida de porcentaje graso puede hacer más por tu salud que el posible perjuicio del uso de edulcorantes. Aunque habría que evitar los excesos.
Bibliografía
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